¿QUÉ SEMILLA ESTÁS SEMBRANDO?

 No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. (Gálatas 6:7 NVI)

El Apóstol Pablo siempre estaba instruyendo al pueblo a vivir en santidad, a ser mejores cristianos, a dar testimonio de lo que habían creído y en quien habían creído. Por eso, no paraba de exhortarles a ser mejores personas, gente de fe, sanos de corazón ante Dios y ante la sociedad.

Pero la gente de esta iglesia tenía problemas de carácter, mala actitud, aún en el trato con el apóstol, y eran inestables en su fe, eran variantes.
Por eso el apóstol les dijo: “Ustedes iban bien, ¿quién les estorbó? (Gálatas 5:7)

Ese “quién” en lo personal creo que es el engaño. Ellos confesaban una cosa, pero sus hechos eran otra cosa. Ese “quién” que les estorbaba, eran sus hechos, su testimonio.

Porque todo lo que sembramos, cosechamos, dice el versículo de arriba.
Si la semilla es mala, es obvio que la cosecha será mala, y es obvio que la gente alrededor de nosotros ve nuestros hechos, nuestro estilo de vida y oyen nuestras palabras, y si son malos, damos lugar a la murmuración.

Entonces la solución es reconocer ¿Quién Soy? ¿Qué semilla estoy produciendo, buena o mala? ¿Qué testimonio estoy dando, bueno o malo?

Asegúrate de esto para que no vivas en engaño, la gente que nos conoce sabe muy bien si somos leales, si somos firmes, si somos estables emocionalmente, o si cualquiera nos puede convencer y hacernos como ellos, tramposos, quejones, etc.

¿Quiénes son tus amigos? ¿Tienen buen testimonio los que andan contigo? Si es así, te verás bien, se expresarán bien de ti.

El Apóstol Pablo les exhortaba porque era su responsabilidad, Él era su mentor, y tenía que asegurarse que todos caminaran bien; ni él como Apóstol quería hijos tramposos.

Porque si no, se cumple en nosotros el dicho que decían nuestros antepasados:

“Dime con quién andas y te diré quién eres”.

El servir a Dios es por decisión propia y debemos de soltar a aquellos que siempre nos sirven de tropiezo o arruinan nuestro testimonio, no vaya a ser que nuestro trabajo sea en vano, y la cosecha se contamine.
¡Algo para pensar, meditar y hacer cambios!

Tiempo para meditar:

  •  ¿Qué semillas estás sembrando?
  •  ¿Por quién te has dejado influenciar?
  •  ¿Te han influenciado para bien o para mal?