Perdonar y ser perdonado

PERDONAR Y SER PERDONADO

Jesús enseñó esta verdad a sus discípulos en modelo de oración cuando los discípulos le pidieron que los enseñara a orar. “Cuando oren, oren así”.
Mira que Jesús no dijo: Oren a san fulano o santa fulana”. La Biblia es clara en cómo orar y a quién orar.

Pero, hablando del perdón, Él dijo “Oren así”:

¡Señor perdóname!
A la hora de hacer esta oración y de pedir perdón por mis pecados a mi Padre en los cielos, primero yo debo perdonar a los que han pecado contra mí, para después poderme presentar a pedir por los míos ¡Auch, esto duele! ¡Pero esa es la condición!

Porque ¿De qué nos serviría recibir el perdón de nuestros pecados si tenemos enojo o amargura por lo que otros nos han hecho a nosotros? ¡Eso también es pecado!
Porque lo que nos promete aquí nuestro Señor es que, si no perdonamos, tampoco Él nos perdonará. Y esto se oye difícil, pero es la llave para vivir feliz, sin cadenas y para no seguir el ciclo de falta de perdón en la vida de nuestras generaciones futuras.

Les puedo decir con sinceridad, que el perdón:
Nos sana
Nos libera
Nos da descanso
Nos hace amar sinceramente
Nos abre la puerta del bien
Nos da acceso al Padre
Nos da paz, etc.

Estemos conscientes de que todos pecamos y fallamos y de que nos conviene perdonar, para cuando nos acerquemos al Padre Él nos perdone todo lo malo que hemos hecho, porque si no hay perdón para mis enemigos, no hay perdón de Dios para mí. ¡Nos conviene perdonar!

Así que, si se te hace difícil perdonar ¡Esfuérzate! Pídele a Dios valor y valentía y ve a perdonar a los que te han herido y luego ven con tu Padre para que te perdone a ti. ¡Te aseguro que disfrutarás más la vida y de la gente que te rodea!

Tiempo para meditar:
¿Qué te ha perdonado Dios?
¿A quién necesitas perdonar?
¿Por qué crees que te conviene perdonar?