NO PONGAS TU CONFIANZA EN NADIE MÁS QUE EN DIOS

“Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste. Tú, Señor, me sacaste del sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos.” (Salmos 30:2-3 NTV)

El rey David sabía que nada ni nadie podía hacer lo que su Dios podía hacer. Él sabía que, aunque tenía influencia sobre mucha gente, aunque muchos estaban a su favor y a su servicio; nada ni nadie le podía ayudar y sanar como Dios podía hacerlo. Dios era el único entre tanta gente que podía rescatarlo, sanarlo, ayudarlo, restaurarlo física y espiritualmente.

Todas atravesamos momentos difíciles y podemos estar rodeadas de muchas personas que nos quieren, que tal vez tengan influencia, que tengan conocimiento, dinero o poder, pero hay momentos que no debemos poner la confianza o mirada en las personas, el dinero o el poder, sino en Dios quien es el único que tiene todo el poder para ayudarnos, sanarnos, liberarnos y auxiliarnos.


En tiempos decisivos y de incertidumbre ninguna persona tiene la respuesta, solo Dios la tiene, cuando no sabemos qué hacer, qué decidir, cuando no sabemos a quién ir, podemos acudir a quien tiene la respuesta, la cura, la salida; podemos acudir a Jesús nuestro ayudador. 

¡¡¡Así que si te encuentras en una encrucijada recuerda que Dios te puede sacar vencedor !!!

Oración:
Señor quiero cada día aprender más de ti, conocerte más, poner mi confianza sólo en ti. Quiero correr a ti en medio de la angustia, en medio de cualquier situación depender y esperar en ti, no de las personas.

Algo para pensar

  • ¿Cuándo tienes problemas a quién acudes?
  • ¿Obtienes la ayuda que necesitas cuando acudes a esas personas?
  • ¿Has recibido respuesta de parte de Dios cuando acudes a Él?