LOS PROBLEMAS SON PARTE DE LA VIDA
Todos enfrentaremos problemas, por muy calmados o pasivos, por muy acelerados o sabios que seamos; siempre tendremos problemas porque simplemente somos humanos.
Y la vida tiene muchos retos. El matrimonio tiene muchos retos, nos casamos enamorados y en el altar hacemos votos, pero ¿Cómo reaccionamos antes las situaciones difíciles que se presentan que no esperábamos?
Debemos educarnos para saber cómo manejarlos cuando nos lleguen, y para eso, lo primero que necesitamos son los frutos del Espíritu Santo, de los cuales la Biblia nos habla que nos ayudarán en la vida.
Necesitamos un poco de educación con respecto al daño que hace el orgullo, la vanidad, la impaciencia, el egoísmo, etc. y para todo eso nos ayudará el tener el fruto del amor. Y si no sabemos amar necesitamos aprender, porque amar no se trata de lo que sientes cuando estás enamorado, eso es cosa del corazón. Dios es amor y Él nos muestra cómo.
Así que, si sientes que te está lloviendo: Detente, respira, busca el camino, refréscate, descansa; y luego, mira cómo debes de ponerle solución a esos problemas que te están enfermando, porque todos los problemas tienen solución, no son eternos, se acaban en algún momento, y si no tiene solución ignóralos por ese tiempo. No pongas todas tus energías allí porque pueden acabar con tu vida. Solo ora y déjalos en manos de Dios, y Él con su amor te guiará a tomar la decisión correcta o le dará una pronta solución.
Tiempo para meditar:
¿Cómo reaccionas ante los problemas inesperados?
¿De qué manera te han ayudado los frutos del Espíritu Santo para saber cómo manejarlos?
¿Te cargas tú solo antes los problemas o se los llevas a Dios en oración?