Llamados a ser bendición
“Se me ha ordenado bendecir y, si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa.” — Números 23:20 (NVI)
Dios nos ha creado para ser una bendición en el mundo. A lo largo de las Escrituras, vemos que hombres y mujeres de fe, como Abraham, Moisés y Balaam, fueron llamados a bendecir al pueblo de Dios y nunca a maldecir. Incluso cuando las circunstancias y las presiones de la vida nos llevan al límite, nuestra misión en Cristo sigue siendo la misma: bendecir. Aunque Balaam fue tentado a desobedecer a Dios por conveniencia, al final entendió que su única opción era obedecer y bendecir al pueblo.
- Somos llamados a bendecir, no a maldecir
Como hijos de Dios, tenemos una asignación especial en la tierra: ser una fuente de bendición. No importa la provocación o las circunstancias; nuestra misión es siempre bendecir y no maldecir. Así como Balaam declaró que estaba obligado a bendecir porque era lo que Dios quería, debemos entender que también nosotros estamos llamados a llevar bendición a quienes nos rodean. - La obediencia es clave para mantener nuestras bendiciones
Balaam sabía lo que debía hacer, pero fue tentado a actuar en contra de la voluntad de Dios por intereses personales. Sin embargo, la verdadera obediencia implica hacer lo correcto, aun cuando sea difícil o inconveniente. Dios nos llama a actuar en integridad y a mantenernos fieles a Su palabra, sin desviarnos por impulsos, emociones o presiones externas. - Nuestra identidad es de bendecir en cualquier situación
No fuimos llamados a actuar según nuestras emociones o según lo que otros nos impulsan a hacer. Cuando somos provocados por la frustración, el enojo o la presión, debemos recordar quiénes somos en Cristo. Dios nos ha puesto en esta tierra para ser Su reflejo de amor y bendición. Como lo expresó Moisés al bendecir al pueblo, debemos bendecir a los demás con la misma generosidad y amor que Dios tiene hacia nosotros. - Nuestros hijos y generaciones también deben caminar en bendición
Bendecir no solo es algo que hacemos por nosotros mismos, sino por nuestras generaciones. Así como Moisés y otros líderes en la Biblia bendijeron al pueblo, nosotros debemos bendecir a nuestros hijos, guiándolos a vivir en obediencia y en el amor de Dios. Que ellos también crezcan en la fe, conociendo que tienen una herencia poderosa en Dios y que están llamados a vivir en bendición.
“Se me ha ordenado bendecir y, si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa.” — Números 23:20 (NVI)
Tiempo para Meditar:
- ¿Cómo puedes bendecir a alguien que te ha provocado enojo o frustración esta semana?
- ¿En qué áreas de tu vida necesitas actuar con mayor obediencia para ser una bendición para otros?
- Dedica un tiempo esta semana a bendecir a tus hijos, familia o amigos con palabras de fe y de amor, guiándolos a confiar más en Dios y en Su propósito para ellos.
Recuerda: Dios te ha llamado para bendecir, y Su voluntad es que seas una fuente de bendición en todas las áreas de tu vida.