HOY MÁS QUE NUNCA DEBEMOS DE ORAR
Que nuestras generaciones sepan que Dios no cambia de parecer. Aunque hay mucha confusión, debemos mantener claras nuestras convicciones y no dejarnos engañar ni influenciar por nada de este mundo.
A la iglesia del Señor:
¡Oremos por nuestra nación, ciudad y territorio! Oremos por la juventud, nuestros niños, matrimonios y familias; oremos por la iglesia del Señor alrededor del mundo, ya que incluso los líderes eclesiásticos han sido confundidos y han cambiado la verdad por la mentira.
Oremos por los que aún no han nacido, porque eso es lo que debemos hacer. No debemos limitarnos a observar cómo el mundo se está acabando, cómo la vida se desmorona y la tierra se deteriora debido a los cambios climáticos, al pecado y la violencia. ¡Es difícil vivir como antes!
Hoy en día, quienes viven de la agricultura y la pesca ya no encuentran sustento porque todo se está muriendo por el calentamiento global y la falta de agua.
¡Pero Dios nos ha dado poder, autoridad y unción para ayudar a los que están sufriendo! ¡Somos parte de la solución!
No podemos cambiar el mundo ni a las personas, no podemos cambiar sus formas de pensar, pero podemos orar por nuestras familias y por el mundo entero. Estamos llamados a orar y a alcanzar a otros para mejorar el mundo. Podemos cambiar nuestra casa y nuestro entorno a través de la oración.
¡Esto es poderoso! Por eso, Dios nos pide que no dejemos de orar. ¡El mundo necesita nuestras oraciones hoy más que nunca! Recuerden, iglesia, que cuando oramos, Dios cuida de nosotros y de nuestras familias.
Tiempo para meditar:
¿Qué produce en ti las malas noticias que a diario escuchas?
¿Qué estás haciendo para mejorar tu mundo (tu hogar)?
¿Qué cargas de parte de Dios para poner tu granito de arena ante tantas malas noticias?