EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LA VIDA

Nada existe que no haya existido antes, y nada existirá que no exista ya. Dios hace que el pasado se repita. Eclesiastés 3:14 DHH

Yo no sé cuántas veces he leído el libro más leído, el más sagrado, el más claro y a la vez, el más sencillo de entender y que hasta un niño puede leer; es el libro más enriquecedor que he leído. Y todo lo que en él está escrito, desde Génesis hasta Apocalipsis apunta a lo mismo, que Dios hizo a los seres humanos para que lo adoraran en la tierra, los formó en un cuerpo, depositó dentro de ellos su espíritu y un alma donde estaría la voluntad del ser humano.

No hay ningún misterio en la llegada de un nuevo ser a la tierra, nace, crece, se reproduce, se hace viejo y luego muere. Así fue antes, así es hoy y así será en el futuro.
La gran diferencia para la vida de los hijos de Dios es que viviremos eternamente con Él, sea que vivamos o que muramos.

Pero, mientras vivimos aquí en esta tierra, ¡Vivamos contentos! ¡Vivamos agradecidos! ¡Compartamos un poco de lo que Dios nos bendice y seamos agradecidos con las personas que viven con nosotros y nos desatan a nuestro destino en Dios!

“Nada existe que no haya existido antes, y nada existirá que no exista ya. Dios hace que el pasado se repita”. Eclesiastés 3:15 DHH

Es nuestro creador el que hace que todo se repita y eso no lo puede cambiar el ser humano por mucho que crea que sepa científicamente. Y entonces, llegamos a la conclusión de que la vida es esta, la cual el sabio rey Salomón nos explica aquí:

“Yo sé que lo mejor que puede hacer el hombre es divertirse y disfrutar de la vida, pues si comemos y bebemos y contemplamos los beneficios de nuestro trabajo, es porque Dios nos lo ha concedido”. Eclesiastés 3:12-13

¡Me encanta lo que deja muy claro y marcado este rey sabio! Disfrutemos de todo lo que tenemos, de todas esas riquezas que nuestro Creador nos ha dado y que son un tesoro que a veces no valoramos. Disfrutémoslo sin culpa, sin queja, sin demandas y sin pelear.
Tenemos suficientes razones para estar agradecidos, son más cosas buenas que malas las que nos pasan en esta vida.

Creo que la siguiente lista son algunas de las riquezas que tenemos y que debemos valorar más:
La familia, los hijos, la pareja, los suegros, las nueras, los yernos, los nietos, bisnietos, el ministerio donde sirves como voluntario, la ropa, la comida, el dinero (poquito o mucho) la empresa, el negocio, tu puesto en la sociedad, tu casa, tu apartamento, tu carro, tu bicicleta, tus amigos fieles, tu salud (poquita o mucha) y mucho más.

Porque por más que te afanes y quieras arreglar tu vida queriendo descubrir otras cosas, así será la vida; por más que quieras arreglarle la vida a los demás, así serán sus vidas. La vida será así, no hay nada nuevo, ni habrá nada nuevo.

Así que, mejor agradezcamos a Dios por la salud, por la familia, por la iglesia, por el ministerio, por los hijos, por el matrimonio, por el trabajo, por los amigos y por todo lo que tenemos. ¡Disfrutemos todo eso y vivamos agradecidos!

Vivamos en paz con Dios, en paz con los de nuestro alrededor, en paz en nuestro trabajo, en paz en el hogar, en paz con nuestros vecinos y en paz en la sociedad.

Y algo muy importante: ¡Hagámonos responsables por nuestra propia vida!

No seamos de esos que solo traen problemas, preocupaciones, cargas, demandas y aflicciones a otros en esta sociedad. No seamos parte de las estadísticas de gente descontrolada en sus emociones o enojada con la vida. ¡Mejor seamos de bendición!

Tiempo para meditar:
¿Por qué cosas tienes que darle gracias a Dios?
¿A qué personas tienes que comenzar a valorar más?
¿Te has dado el tiempo para disfrutar de los tesoros que Dios te ha dado?
¿De qué manera eres de bendición a esta tierra?