EL SEÑOR NO TE HA OLVIDADO
Nunca debemos de dudar de nuestro Dios y de sus promesas, aunque a veces parezcamos desmayar, cansarnos, impacientarnos, o desesperarnos.
¿Qué pasa cuando no llega lo que esperamos? ¿Qué sucede cuando no viene el cambio? ¿Qué ocurre cuando no llega esa respuesta de ese sueño o ese anhelo?
Creo que recordar las promesas de Dios, será una llave que nos ayudará a no desesperarnos y no dudar que en el tiempo de Dios llegará lo que estamos esperando.
El versículo anterior nos afirma y nos confirma que a Dios le importa lo que nos pasa, lo que nos duele, lo que nos aflige y lo que nos hace caer en tentación.
Dios conoce nuestras debilidades, nuestros dolores, nuestras penas, Él conoce toda nuestra vida, y la tiene en el hueco de Su mano. Cuando decidimos ponerlo como el Señor y Dios de nuestras vidas, hay promesas para nosotros.
Mira lo que dijo el profeta, lo que sucede cuando los seres humanos nos cansamos al no ver respuestas.
Ya frustrados y cansados, cuando hemos perdido toda esperanza, podemos pensar como el profeta que en vano hemos trabajado, pero yo creo que nuestro esfuerzo nunca es en vano, creo que cuando nos cansamos es un buen momento para que seamos fortalecidas, para ver la mano de Dios en nuestras vidas haciendo milagros y mostrando maravillas. Creo que podemos seguir creyendo en las recompensas del cielo, en recoger lo que hemos sembrado y reclamar las promesas de la Palabra de Dios.
Esta promesa es para ti:
¡Sabrás entonces que yo soy el Señor, y que no quedarán avergonzados los que en mí confían! (Isaías 49:23 NVI)
Amén Amén Amén