DIOS ABRE PUERTAS QUE ESTABAN CERRADAS

“Las puertas de Jericó estaban bien aseguradas por temor a los israelitas; nadie podía salir o entrar.” Josué 6:1 NVI

¡No hay puertas que estén bien aseguradas que Dios no nos las abra a nosotros sus hijos!
El mundo es de Él, así que toda puerta por muy cerrada que esté, ¡Dios nos la abre! y si no, mire esta historia después de la partida de Moisés, cuando Josué tomó su lugar.

Las puertas de Jericó estaban bien aseguradas porque la gente de ese lugar les tenía miedo a los israelitas, al pueblo especial de Dios.

Después de que Dios le dio instrucciones a Josué les dijo, solo hagan como yo les digo y verán cómo yo les rompo esas puertas que están bien cerradas y van a entrar a tomar posesión de ella.

“Cuando todos escuchen el toque de guerra, el pueblo deberá gritar a voz en cuello. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán, y cada uno entrará sin impedimento».” Josué 6:5 NVI

¡Dios les dio la victoria y tomaron la ciudad de una manera increíblemente maravillosa! ¡Pero tuvieron que hacer su parte! ¡Ellos le dieron la vuelta a la ciudad durante siete días!

Los sacerdotes llevaron el arca, símbolo de la presencia de Dios, y tocaron trompetas con todo el sonido que pudieron. Nunca pararon de sonar las trompetas por los siete días y enfrente de ellos iban caminando los hombres armados.

Por seis días dieron una vuelta por día alrededor de la ciudad, pero al séptimo día dieron siete vueltas en un solo día y luego Josué ordenó al Ejército “¡ahora comiencen a gritar y no paren, porque hoy el Señor nos ha entregado Jericó!” ¡Que poderosa, maravillosa y emocionante esta historia!

El consejo aquí es: ¡No paremos de clamar, de decretar, de hacer declaraciones por nuestra ciudad y por esa puerta grande que queremos que se abra a nivel Iglesia, o a nivel personal! ¡No paremos de clamar! porque viene a su cumplimiento todo lo que se nos ha profetizado si el Señor retarda su venida!

Ahora te pregunto. ¿Cuál es esa puerta que ha permanecido cerrada? Bueno, pues es hora de tomar acción y gritar, cantar, hacer sonidos de trompeta o clamores, ¡pero irrumpe para tomarla!
¡Yo me uno con ustedes para que juntos empujemos al enemigo, las tinieblas, y tomemos lo que es nuestro, eso que está detrás de esas puertas!

Tiempo para meditar:

  • ¿Qué puerta estás esperando que se abra?
  • ¿Cuál es la parte que te toca hacer para que la puerta que está bien cerrada se abra?
  • ¿Has tomado acción o has dejado de clamar y decretar?
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