A UN UNGIDO DE DIOS NO SE LE PROVOCA

A un ungido de Dios no se le provoca, porque puede terminar como esta escena:

Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos. 1 Samuel 17:46-47 RV60

Así que no te intimides, aunque veas que tu enemigo viene bien armado, con casco, lanzas, jabalinas, uniforme de guerra, voces de violencia, gritos, ataques, palabras ofensivas, y humillaciones. ¡Tú tienes más que eso!

Para vencer a los Goliat solo debes preguntarles: “Y tú ¿quién eres?” Y luego lanza las palabras de poder. Ya no es con una piedrita como hizo este tremendo tirador David, sino que hoy, ¡Tú puedes vencerlo con la preciosa sangre de Jesús y con su poder que te otorgó en la Cruz del calvario!

Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. 1 Samuel 17:45 RV60

Así que lanza tus artefactos de guerra espiritual, que son las palabras de poder que Dios te ha dado, y no dejes que tus enemigos Goliats te estén intimidando.

Tiempo para meditar:

¿Qué representa los Goliats para ti?

¿Qué Goliats te estaban intimidando?

¿De qué manera usas las armas que Dios te ha dado para vencer al enemigo?

¿Está continuamente la Palabra de Dios en tu boca?

 

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