Predicar con motivos puros
“Es cierto que algunos predican a Cristo por envidia y rivalidad, pero otros lo hacen con buenas intenciones.” Filipenses 1:15 (NVI)
- El Evangelio avanza a pesar de las circunstancias
El apóstol Pablo, aun estando encarcelado, reconoció que su confinamiento servía para el progreso del Evangelio. Su encarcelamiento no fue un obstáculo, sino una oportunidad para predicar a aquellos que quizás nunca hubieran escuchado el mensaje de Cristo. En cualquier circunstancia, el Evangelio puede avanzar si mantenemos nuestra mirada en el propósito de Dios. - Predicar con diferentes motivaciones
Pablo revela que algunos predicaban por envidia o rivalidad, mientras que otros lo hacían con sinceridad y amor. Esto nos enseña que las motivaciones pueden variar, pero lo más importante es el corazón detrás del mensaje. Predicar debe ser un acto de amor y entrega, no de competencia o vanidad. - El poder del testimonio en medio del sufrimiento
A pesar de sus cadenas, Pablo no se avergonzaba, sino que veía su situación como una plataforma para testificar del poder de Cristo. La prisión no limitó su mensaje, sino que lo hizo más evidente. La guardia y todos los que lo rodeaban sabían que sus cadenas eran por causa de Cristo, lo que despertaba la curiosidad de muchos. - El valor de las oraciones del cuerpo de Cristo
Pablo reconoce la importancia de las oraciones de los hermanos en Filipos para su liberación. Sabía que, a través de la intercesión y el poder del Espíritu Santo, sería libre para continuar su misión. Este es un recordatorio de que nuestras oraciones por los siervos de Dios son vitales y tienen un impacto en su ministerio. - Vivir para Cristo, morir como ganancia
Pablo estaba completamente comprometido con su misión. Expresa que tanto vivir como morir tienen valor para él: vivir para seguir predicando y morir para estar con Cristo. Esto nos desafía a tener una perspectiva celestial y a valorar cada día como una oportunidad para cumplir nuestro propósito divino.
“Es cierto que algunos predican a Cristo por envidia y rivalidad, pero otros lo hacen con buenas intenciones.” Filipenses 1:15 (NVI)
Tiempo para meditar:
- ¿Qué te motiva a servir y compartir el Evangelio: el amor por Dios y las almas o alguna otra razón?
- ¿Cómo puedes aprovechar las circunstancias difíciles para que el Evangelio siga avanzando?
- ¿Estás orando por aquellos que predican y sirven en el reino de Dios, apoyándolos espiritualmente en su misión?