Tomando la Batuta: Liderando con la Fuerza de Dios

“Entonces el Señor le dio una fuerza extraordinaria a Elías, quien se sujetó el manto con el cinturón y corrió delante del carro de Acab todo el camino, hasta la entrada de Jezreel.” (1 Reyes 18:46 NTV)

Cuando Dios te llama a liderar en Su reino, ya sea en un llamado grande que implique dirigir a personas, discípulos, líderes, o pastores, como lo hizo Elías con el pueblo de Israel, es importante reflexionar si estás siendo seguido por Su poder, Su gloria, Su afirmación, Su amor, y los frutos de lo que haces. El llamado de Dios no se trata solo de una posición, sino de Su respaldo manifiesto.

Elías es un ejemplo poderoso de un líder respaldado por Dios. “Entonces el Señor le dio una fuerza extraordinaria a Elías, quien se sujetó el manto con el cinturón y corrió delante del carro de Acab todo el camino, hasta la entrada de Jezreel.” (1 Reyes 18:46 NTV).

Elías no solo tenía fuerza física, sino también espiritual. Profetizaba, y lo que decía se cumplía, y la gente lo veía en lo físico. Los milagros que sucedían a través de él confirmaban el respaldo de Dios.

Cuando Elías oró a Dios, fue claro en su propósito: “¡Oh Señor, respóndeme! Respóndeme para que este pueblo sepa que tú, oh Señor, eres Dios y que tú los has hecho volver a ti.” (1 Reyes 18:37 NTV). Al instante, Dios respondió con fuego del cielo. Esto muestra que un verdadero líder de Dios busca no su propia gloria, sino que la gente vea y experimente a Dios a través de su ministerio.

El liderazgo genuino requiere personas que compartan la misma pasión y entrega. Al rodearte de líderes, asegúrate de que sean personas que ven, oyen, entienden, y sienten con el mismo compromiso y corazón que tú. Líderes que no comparten la misma visión y pasión pueden convertirse en obstáculos, distrayéndote de lo que es verdaderamente importante y robándote el tiempo de milagros y gloria que Dios desea manifestar.

Elías tuvo que lidiar tanto con el pueblo rebelde de Dios como con los falsos profetas de Baal. Era un líder que enfrentaba batallas en múltiples frentes, pero siempre con la fe de que Dios estaba con él. “Siete veces le dijo Elías que fuera a ver.” (1 Reyes 18:43 NTV). Elías persistió, porque sabía que Dios respondería, y esa misma persistencia es esencial en el liderazgo.

Los milagros y el fuego de Dios son la confirmación del liderazgo verdadero. El pueblo no solo escuchó las palabras de Elías, sino que literalmente vieron el fuego del cielo en su ministerio. Es así como se reconoce a un líder verdadero de Dios: no por su posición o conocimientos, sino por la evidencia de la gloria y el respaldo de Dios.

Oración
Señor, oro por hombres y mujeres que no teman decir “sí” a tu llamado. Porque cuando Tú estás presente, Tu gloria desciende. Que todo lo que hagamos esté alineado con tus planes y propósitos, sabiendo que si Tú nos has llamado, Tú te glorificarás y nos respaldarás. No por imposición o conocimiento, sino por la manifestación de Tu poder y gloria en nuestras vidas. Amén.

Tiempo para meditar:

  • ¿Estás rodeado de líderes que comparten tu misma visión y pasión?
  • ¿Estás dispuesto a persistir en oración, incluso cuando no veas resultados inmediatos, como lo hizo Elías?
  • ¿Estás viendo la evidencia del respaldo y la gloria de Dios en tu liderazgo?
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