EL CONSEJO DE UN MORIBUNDO
El rey David ya estaba muy viejo y ya no podía ejercer el reinado, pero no había arreglado eso. Él ya sabía de parte de Dios que era su hijo Salomón el próximo rey, pero, el riesgo era que él podía morir en cualquier momento sin poner en orden su vida y la de su familia, en este caso, pasar la corona y poner en el trono al que Dios había elegido.
Si nos tardamos en empoderar a nuestros hijos los estaremos exponiendo al fracaso o estarán en riesgo de que no sepan por dónde ir y de que el mundo los gane y los destroce.
No nos tardemos en mostrar a nuestros hijos los planes de Dios para ellos, porque puede que muramos y no estemos preparados; y ellos no sabrán tomar autoridad en la tierra una vez que ya no estemos.
Lo bueno que la madre de este bello joven, inspirada y aconsejada por el profeta, fue a recordarle al rey la promesa de Dios para su hijo. Si no hubiera sido por su madre,¡Quién sabe si este sabio rey se hubiera quedado en el trono! Aunque en la agenda de Dios siempre estaba que el próximo rey sería Salomón, y que sería el rey más sabio de todos los tiempos.
El consejo del rey David a su hijo Salomón:
El consejo de su padre fue: Guarda la palabra y vive para Dios, para que vivas una vida larga, y para que Dios esté contigo en todo lo que hagas. Salomón creyó a la palabra de su padre y reinó con la bendición desmedida de Dios.
Mi consejo para los padres:
Ayudemos a nuestros hijos a no perder el lugar que Dios tiene para sus vidas en esta tierra.
Recordémosles constantemente su propósito.¡Démosles dirección para que siempre hagan bien las cosas, con justicia, con lealtad, con amor, con el corazón, con fidelidad, con sanidad, y con humildad! Sobre todo ¡Seamos su ejemplo!
Hagámoslo a tiempo y no cuando estemos ya moribundos y que ya no podamos ni hablar o cuando nuestros hijos ya hayan perdido la pasión o se hayan descarriado o se hayan hecho ya viejos, ¡Allí ya es muy difícil!¡Alertas padres!
Nuestros hijos tienen una asignación y propósito hermoso. Si Dios retarda su venida, ellos podrán influenciar para mejor esta sociedad con el temor de Dios, y eso, solo dependerá de nosotros como padres, en que no descuidemos el inyectarles el temor de Dios e inspirarlos a que le sirvan a Él. Es lo que hizo la madre de Salomón.
Tiempo para meditar:
¿Qué consejos les estás dando a tus hijos?
¿Les estás inyectando el temor de Dios y les inspiras a servirle?
¿Ven ellos un ejemplo en ti del temor de Dios?
¿Les recuerdas constantemente su propósito?