DERRIBADA QUIZÁ, DESTRUIDA ¡NO!
Esta es la historia de Job. Cuando leemos este pasaje nos preguntamos ¿Cómo le pasaron todas estas cosas a Job en el mismo día siendo él un hombre justo? En un momento ocurrió la muerte de sus hijos, la pérdida de sus casas, sus riquezas, la completa destrucción de su salud con una lepra maligna, la crítica de las personas, la pérdida de sus amigos, todo en un solo instante, en un momento la vida de Job se derrumbó totalmente.
¿Cómo es que le llegó todo eso? fue un dardo, un ataque fuerte, una acechanza, una violencia del diablo en contra de este hombre justo. Porque ¡Él era justo! no lo dijo el vecino, no lo dijo un pariente, no lo dijo su papá, ¡No! lo dijo Dios, el Todopoderoso, el que verdaderamente conoce nuestros pasos, nuestra entrada y nuestra salida, lo que hacemos, lo que no hacemos, lo bueno y lo malo, la actitud de nuestro corazón.
Dios mismo, el que nos formó a nosotros, la tierra y todo lo que en ella hay ¡Fue Él que dijo que Job era un hombre justo! Esto cuesta entenderlo, si era justo ¿Por qué le viene semejante ataque? Pero Dios es Dios, y cuando Él permite, digo permite porque Él no nos castiga, pero con Job lo permitió porque era algo mucho más maravilloso, grandioso y poderoso lo que tenía en mente y lo que se estaba gestando en el mundo espiritual para darle al diablo una sorpresa, un trancazo, y honrar a este hombre justo.
En el momento de la prueba, en la angustia, en la tribulación, es cuando no entendemos porque nos están pasando las cosas, si estamos haciendo el bien, cuando estamos buscando de Dios, cuando nuestras vidas se han dedicado a su servicio y cuando lo hemos dado todo.
Es increíble como preguntamos, cuestionamos y argumentamos con Dios; pero, aquí nos da una lección nuestro Dios, pues nosotros no somos quien, no somos nadie, no somos nada, para ponernos a interrogar a Dios. Lo único que debemos de creer es que de todo lo que nos pase en la vida, no nos quedaremos tirados. El Apóstol Pablo dijo: “derribados, pero no destruidos”; y si creemos a Sus Promesas y creemos a Su Palabra no lo vamos a cuestionar. Dios confrontó a Job, aún en su dolor y en su prueba.
No hay nada que no podamos sobrepasar porque Dios está con nosotros, Él está allí, y la victoria será aún más grande cuando hallamos pasado la nube negra. Cuando se nos es revelado y entendemos, entonces nos callamos, ¿Lloramos por el dolor, la prueba y las pérdidas? Si, pero sin perder la fe, esperamos en Él y entonces aún con dolor y llanto, pero podemos decir como dijo Job, en este versículo: “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti”. (Job 42:2 RVR1960)
Después del dolor, y la confrontación de Dios con Job, Él le devolvió mucho más de lo que perdió. Lo lindo aquí, es la revelación de Dios a su vida ¡Esa es la lección! ya no conocía a Dios solo de oídas ¡Ahora conocía en verdad quien era Dios! Todo esto es lo que cambió a Job, fue transformado en todo; sus palabras de dolor, de confrontación, de enojo y de preguntas, cambiaron a palabras como: “Tú eres Dios y todo lo que tú haces es perfecto”.
Mi Oración:
Señor ayúdame a que pueda estar siempre consciente de que nada de lo que me pase me lo enviaste Tú, pues no eres el autor del mal, estar consciente de que todo lo que me pasa es temporal, y nada de lo que me venga me matará.
Tomo tus Promesas: “Cuando pases por el agua no te ahogarás, cuando pases por el fuego no te quemarás, ni la llama arderá en ti”. “Ninguna arma forjada contra ti prosperará”, aunque los golpes lleguen, no me quedaré tirada por siempre, será temporal. Ayúdame a no quejarme, a no confrontarte, o interrogarte en el momento de las pruebas, porque Tú lo sabes todo. Que cada experiencia me sirva para conocerte más, amarte más y servirte más. No quiero ser como el montón que cuando pasan por el fuego o prueba, la pasan con queja y maldiciendo, no señor, ¡Quiero hacer Tu voluntad en cualquier momento, en todo lugar, en todo tiempo, en toda situación! Porque Tú eres Dios y porque conozco que Tú todo lo puedes, aunque mis pensamientos no lo puedan entender muchas veces, Amén.
Tiempo para meditar:
- ¿Has cuestionado a Dios en medio de las pruebas?
- ¿Te has sentido a veces que es injusta la prueba que te vino?
- ¿De qué manera has experimentado que lo que parecía malo, al final Dios obró para bien?